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En cada célula y
átomo de tu ser.

Myriam Mora Alvarado

Una ley que tiene peso

 

¿Por qué a la gente buena le suceden cosas malas?

Anita se había quedado sin trabajo, y esa mañana retornó a su casa desde el hospital dónde tenía a su pequeño Luis con neumonía. Su esposo no estaba. De  pronto sonó el teléfono, sintió un mal presagio, con un nudo en su garganta contestó: una voz de hombre le dijo que su esposo había tenido un accidente y que murió en el choque.

Calamidades en cadena como las de Anita, o quizás mayores le suceden a las personas. ¿Por qué? Si Anita es una mujer buena¡¡

Quizás usted habrá observado que hay niños que nacen enfermos, inválidos, ciegos,  niños que son superdotados, campeones en todo; otros que nacen con cáncer en familias adineradas, o al revés que nacen en la pobreza. ¿A qué se debe esto?

Los Maestros Ascendidos atribuyen esta desigualdad al karma y al ejercicio del libre albedrío. Dicen: “no existiría justicia humana o divina si tuviéramos una sola vida…”

Hablar de esto puede ser controversial. Sin embargo la ley del karma enseña que tus pensamientos, palabras y obras de vidas pasadas han determinado las condiciones de tu vida presente; y tus pensamientos, palabras y obras de esta vida determinarán tu destino en vidas futuras.

Echamos la culpa a otros

Es un poco difícil de aceptar. Nos gusta echarle la culpa a fulanito, a nuestros padres, a las circunstancias, a la genética, a lo que nos ocurrió durante la infancia o a las oportunidades que perdimos. Cualquier cosa, menos a nosotros mismos. Incluso hay personas que le echan la culpa a Dios y permanecen enojados con El, durante el resto de sus vidas.

El término karma proviene del sánscrito y significa acción, reacción, obra, causa y efecto, positivas y negativas, que nos toca experimentar. El hinduismo y budismo enseñan que la ley del karma es una ley universal que nos afecta a todos. El karma positivo por lo tanto es nuestro mayor benefactor, al devolvernos el bien que hayamos hecho a los demás. En cambio el karma negativo, nos permite aprender de nuestros errores. Como dice la tercera ley de Newton: a toda acción le corresponde una reacción de igual fuerza y de sentido contrario.

La ley del karma opera automáticamente y sin prejuicios. En el caso de Anita, las calamidades que sufrió eran su karma. Sin embargo nunca debes señalar con el dedo a alguien y decir: ¡Aja¡ le ha bajado el karma. Debe ser una mala persona. Cuidado, porque al día siguiente puedes ser tu que se enfrente con un karma mucho peor. San Pablo dijo; “Lo que uno siembra, eso también cosechará”

Jesús y la ley del karma

En el Sermón de la Montaña Jesús declara con precisión matemática de la ley del karma: “Porque con el juicio que juzguéis serás juzgado, y con la vara que midáis se os medirá. Por lo tanto, la vida nos trae la cosecha de lo que hemos sembrado erradamente. Y no saltamos ni una jota ni una tilde de esa cosecha

¿Tienes que aceptar tu destino kármico? Realmente No. Para sembrar bien comienza por vigilar tus pensamientos, sentimientos, palabras y acciones. Cuando éstos te hagan violar los derechos de la paz y de la armonía de los demás, sabrás que estás haciendo karma.

Se pueden cambiar las cosas comenzando desde este momento, no debemos esperar porque con el paso del tiempo se hace demasiado tarde y comenzamos a recibir la recolección de nuestras imprudencias.  Anita no tenía ninguna relación con el Ser Superior, desconocía el poder de la oración, y el uso de la llama violeta para disolver su karma.

6 comentarios en “Una ley que tiene peso”

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