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En cada célula y
átomo de tu ser.

Myriam Mora Alvarado

El efecto del perdón

El rencor carcome los tejidos, y muchas veces puede producir un cáncer.
No acumule rabia.

Han pasado veinte años desde que Antonio García se divorció de su primera esposa; sin embargo, todavía se sentía mal por la manera en que ese matrimonio había terminado. “Estaba totalmente confundido, no sabía si seguía resentido o herido”, recuerda. También lamentaba nunca haber expresado a su familia política cuánto los valoraba y le dolía que el divorcio tuviera que impactar con tanta dureza la vida de todos ellos. Después de muchos años, reunió valor y escribió un e-mail a su exesposa pidiéndole perdón.

“Al poco tiempo mi hijo me llamó por teléfono, dice Antonio. “Cuando escuché sus palabras de comprensión, fue como si alguien me hubiera abierto el corazón. Tenía un mensaje  de su madre: “por favor, dile a Antonio que lo perdoné hace tanto tiempo que casi lo he olvidado”. Para mí esa fue la cosa más bondadosa que un ser humano me hubiera podido decir. Durante años había estado enfrentando todo tipo de culpas y esas palabras me sanaron”.

Abrir el corazón y exponer sus sentimientos más profundos en ese correo fue un avance enorme para Antonio. Tenía que vencer el miedo a ser rechazado, debía saber que la herida se había cerrado. Sin embargo, una vez que actuó pidió misericordia. El miedo y la culpa fueron lavados por el poder curativo del amor.
En la otra cara de la moneda están el odio hacia uno mismo, la rabia y la autocrítica, que elevan los niveles de estrés, debilitan el sistema inmunitario y producen enfermedad física.

Louise L. Hay, escritora de libros de autoayuda, dice: “Cuando me diagnosticaron el cáncer, tuve que mirarme con toda claridad y admitir que yo era  una persona rencorosa, llevaba en mi interior una enorme amargura del pasado y me dije: “Louise, ya no tienes tiempo para mantener la rabia, tienes que cambiar”

Tumor  y cáncer

En el Centro Chopra enseñan que uno de los motivos de que las mujeres desarrollen quistes y tumores en el útero, y los hombres cáncer de próstata, se debe al síndrome de “él o ella me hizo daño”. Se hace evidente que ellas se cuentan a sí mismas la situación, pero narrar de nuevo la historia, la crisis emocional  se agrava y se acumula en esas zonas.

Es que para lograr la paz interior tenemos que adherirnos  a la energía curativa del perdón y liberarnos de la necesidad inferior de justicia humana. Dejar de lado el dolor emocional y liberarse de la necesidad de saber por qué las cosas han ocurrido como han ocurrido, allí ganamos un estado de serenidad.“Cuando nos rehusamos a perdonar a alguien que nos hizo daño, nos atamos a esa persona, nos enojamos y a nivel del alma se vuelve nuestro amo. Acumulamos energía bloqueada, que produce males cardíacos y en otro nivel,  dureza de corazón”

La clave acerca del amor y el perdón, está en el Padrenuestro que Jesús nos enseñó.

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