Prosperidad

Uno de los grandes secretos de la prosperidad es dirigir tus pensamientos hacia Dios, tu fuente inagotable de provisión. Aprende a pedir lo que necesitas y lo recibirás

Claves para la abundancia

El dinero es primordial para poder vivir en este mundo material, pero muchas veces aunque se siga al pie de la letra todo lo que se recomienda, no se lo consigue.

¿Cuál es el motivo? ¿Falta de entusiasmo? ¿Temor? ¿Falta de fe? ¿Ansiedad? ¿Queremos controlarlo todo? Es posible que se toque una de estas categorías, razón por la que bloqueamos el manantial de nuestro bien.

Cuando empleamos la palabra prosperidad, pensamos solo en dinero. No obstante, esta palabra da cabida a muchas cosas; por ejemplo: éxito, amor, comodidad, belleza, salud, conocimiento, relaciones y ciertamente dinero en el bolsillo ¿verdad?

Déjeme decirle que la prosperidad no proviene del exterior. No está gobernada por ciclos de recesión ni por fluctuaciones del mercado de valores. La prosperidad proviene del poder que tenemos en nuestro interior que está dispuesto a darnos instantáneamente nuestros más acariciados sueños y enorme abundancia.

El problema reside en que no estamos abiertos a recibirlo. Cuando deseamos algo, nuestro Yo Superior No dice “lo pensaré”, responde rápidamente y lo envía, pero tenemos que estar preparados para recibirlo. Si no lo estamos, simplemente se devuelve al almacén de los deseos no cumplidos.

Entonces uno de los secretos de prosperidad es primero pedir y después esperar con fe, paciencia, confiando que lo ha pedido se manifestará a su debido tiempo, de acuerdo a la voluntad del Todopoderoso. Un gesto maravilloso y simbólico es abrir los brazos bien abiertos para que el Universo lo vea y conteste. Podemos precipitar aquello que satisfará todas nuestras necesidades y carencias si con sinceridad intentamos eliminar de nuestro mundo rasgos negativos como el miedo, ansiedad, enojos, envidias, y poner en su lugar cualidades positivas.

Esto quiere decir que tenemos que vigilar nuestros pensamientos y sentimientos todos los días, algo muy fácil de decir, pero muy difícil de hacer. Sin embargo este es un secreto ineludible de la prosperidad, pues las ideas positivas o negativas, son el cimiento de nuestras tentativas de precipitar. Si en su vida hay muchas pérdidas o muchas cosas que van mal, podría examinar si acaso está robando tiempo o autoestima a otras personas. Cada vez que hacemos sentir culpable a alguien le estamos robando su sentido de valía personal.

El trabajo que hacemos en la conciencia es siempre el de refinar lo que decimos, pensamos y hacemos, este es el concepto del alquimista, la creencia de que todo es posible. Otro obstáculo que aparta de la verdadera abundancia es la incapacidad de expresar “gratitud”. Agradezca y por anticipado lo que está pidiendo. Esta una cualidad muy importante en su deseo de precipitar.

Jesús lo hacía constantemente. Agradecía al Padre, antes de pedir lo que quería. Hágalo antes de que se manifieste la provisión. Mantenga con usted la “alegría” porque es un imán que atrae todas las bendiciones del cosmos. Practique el perdón, no guarde resentimiento en contra de cualquier ser vivo, suelte esa energía para que se mueve a su favor. Y finalmente bendiga su billetera, el dinero que recibe y el que entrega y pida que se multiplique en usted y en la persona que se lo entregó. Y el gran secreto de la provisión: no dependa de ningún ser humano, cuente con Dios.