09-29-2018

Cúrate con la Música

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Detrás de cada sonido pueden estar las claves de la curación de problemas o bloqueos emocionales.

La música puede cambiar su estado de ánimo en cuestión de décimas de segundo, conducirlo a estados más elevados del alma, provocar compasión, alegría o éxtasis y dinamizar su corazón. Lo único que tiene que hacer a la hora de escogerla es dejarse guiar por la intuición y prestar atención a sus reacciones.

Si la queremos utilizar como remedio estaremos entrando en la musicoterapia, una disciplina paramédica que utiliza el sonido, la música y el movimiento para producir efectos terapéuticos.

El sonido y el ritmo generan modelos acústicos que afectan al oído, a la respiración, al ritmo cardíaco, a la tensión arterial, al tono muscular, a nuestra postura y a la piel. Los distintos “ingredientes” de la música actúan sobre todo aquello que nos conforma: las células, los órganos, el ánimo…En resumen sobre el cuerpo, el alma y el espíritu.

Música clásica

La historia atribuye a ciertas composiciones clásicas una íntima relación con la mejoría de ciertas dolencias, sobre todo de tipo psicológico, aunque también de una cefalea, anorexia o adicción a las drogas; música seleccionada le sirve durante el duro proceso de recuperación.

Esto significa que la música clásica es, con mucho, el medicamento más eficaz de la “farmacia musical”.

Elegir lo que oímos se asemeja a seleccionar lo que comemos. Algunas dietas (música) positivas nos ayudan a liberar energía, otras pesadas nos roban energía, pues tienen un efecto contrario. La mayor parte de la música comercial se caracteriza por la escasez de profundidad compositiva.

La música provoca una determinada vibración que, indefectiblemente, genera también una reacción física. Entonces si quiere utilizar la música para mantener su salud física, mental y espiritual, estar relajado y desarrollar su intuición; recurra a la musicoterapia.

Si sufre de depresión, puede ayudarse con Johann Sebastián Bach, “Concierto de Brandenburgo # 5 en re mayor, y # 6 en si mayor. Con problemas del corazón, Beethoven, la Sinfonía # 6 en fa mayor; Op 68, Pastoral; Handel: “El Mesías”. Para la concentración y la memoria, Bach: “la clave bien temperado”, partes I y II; Bach: “Suites inglesas. Para los cansados, apáticos y desanimados, Edward Elgar: “Pompa y circunstancia, marcha Op 39; Vivaldi: la “Primavera” de Las cuatro estaciones. Para combatir el dolor, Bach, “Suites para laúd”, Schubert: “Sinfonía # 8 en do mayor. Verdi: “La traviata,” preludio al primer acto.

Si una mujer está embarazada puede escuchar música de Mozart o Vivaldi; el niño se relaja y el latido cardíaco se equilibra. Si quiere dormir a su bebé que está inquieto, escucha “Sangre Vienesa” de Strauss.

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